jueves, 16 de septiembre de 2010

Miedo y Asco en Biarritz


Levantó un ojo para mirar al resto de participantes de la mesa.

EL tipo del traje con el parche en el ojo que parecía estar sonriendo todo el tiempo, la rubia platino de bote que se lamía el labio superior por enésima vez, el calvo de mediana edad, gordo, sudoroso y sin parar de manosear sus cartas...

Miró al croupier y de repente lo vio como si fuera un gigantesco calamar. Alzaba los tentáculos para mezclar y remezclar los naipes una y otra vez y parecía estar mirando a todos los jugadores al tiempo.

A su mente acudieron las cinco fatídicas palabras que llevaban rato agolpándose en su cabeza: "no debiste meterte aquel ácido".


Había fallado como un novato, como un "probie", como un vulgar "noob" y ahora empezaba a desatarse el caos en su interior.

Él mismo siempre había dicho que para jugar al poker cualquier estimulante es bueno, coca, anfetas, incluso speed... pero no el LSD...

Definitivamente no...

Ahora la mesa con su tapete verde era una charca, los diferentes elementos que la poblaban nenúfares, anfibios y algunos insectos y, por momentos, parecía que el agua iba a rebosar por sus bordes, con cada uno de los movimientos que hacía el "cefalópodo" al repartir, recoger, poner o retirar naipes, apuestas, ganancias o pérdidas.

Volvió a levantar la vista de sus cartas.

El tipo del parche se había convertido en un pirata con una larga y sucia barba, extraña mueca en el rostro y un desproporcionado arete de oro en su oreja izquierda. La rubia platino parecía ahora una Górgona siempre buscando con la mirada a los contrincantes y la cabeza llena de ofidios expectantes. El tipo calvo y gordo se desparramaba sobre su asiento, como si alguien le hubiera derramado una bañera de sulfúrico por encima.

Parpadeó y todo volvió a la normalidad.

Bajó la vista y se perdió en sus cartas.

Dos "Q's", una "K", un "3" y un "6"...

Algo le decía que debía jugársela y buscar el full...

De nuevo todo volvió a descontrolarse; la Reina de Corazones reía como una niña mientras decía "¡que le corten la cabeza!", la Reina de Picas le miraba impasible e indiferente, el Rey de Treboles parecía decir "a mi no me mires, sólo soy un hombre", mientras el 3 y el 6 debatían animadamente sobre primos números y números primos (hay una importante diferencia, se dijo mientras les prestaba atención...)

"¿...SEÑOR...? Ejem... ¿Cartas, señor?"

Salió de su ensimismamiento al oír al Croupier-Cthulhu que había recuperado en parte su forma original...

"Errr... si, gracias, dos más..." -respondió sin mirarlo directamente.

El "semi-kraken" arrojo dos cartas que levitaron sobre las aguas del "tapete-estany" hasta llegar a él y, no sin cierta aprensión, como si fueran a escapar, levantó las esquinas para ver que cartas le habían llegado.

"¡Alabado sea Loki allá donde esté haciendo de las suyas!" -no pudo evitar pensar mientras hacía esfuerzos sobrehumanos para no dejar ver ninguna sensación del triunfo que ahora sentía...

Sabía que el gordo no tenía nada, llevaba jugando desde que llegó y había podido observarlo con calma...

El tipo del parche parecía estar pensando si iba o no, debía de tener cuidado con él, y con sus cartas.

Pero la rubia... la rubia era una auténtica incógnita...

Al principio de la noche le había parecido en un par de ocasiones que el gesto que hacía lamiendose el labio indicaba que llevaba cartas buenas e iba hasta al final. Craso error que le costó parte del dinero que llevaba. Tenía que pensarlo con calma, no había más descartes.

Volvió a bajar la mirada y repasó de nuevo sus naipes...

El ácido volvió a subir con fuerza...

Las dos reinas parecían haber congeniado con el olvidado Rey de Treboles y el de Diamantes que acababa de incorporarse. A ellos se les había unido también la Reina de Treboles y todos juntos debatían acerca de la filosofía de Hegel.

Cerró los ojos un segundo confíando en que todo desapareciera y poder así volver a observar a sus contrincantes.

Fue inútil, la charla entre figuras había terminado pero no dejaban de moverse, señalarle y reirse de él a escondidas.

Volvió a cerrar los ojos, inspiró profundamente y volvió a abrirlos mientras repasaba la mesa de nuevo...

Comenzaron las apuestas.

El gordo no fue, como esperaba.

La rubia igualó y subió.

El tipo del parche pareció dudar un segundo y al final imitó a la rubia.

Es su turno...

De súbito todo pierde el sentido o al menos, el poco que le queda. El pirata babosea a la rubia que le mira con desprecio mientras una de sus serpientes le guiña el ojo. Del gordo no queda nada. El "calamardo" permanece inmóvil mirando la escena. Las cartas quieren escapar, saltar y caer al agua del estanque buscando refrescarse y desprenderse del sudor de las manos que las atenazan. Las fichas andan persiguiéndose a mordiscos como "Pac-Man's". Hacen un ruido curioso al chocar entre si. Las bebidas parecen sobresalir del agua como pilares de una construcción transoceánica. Un nuevo jugador con un peculiar bigote se ha sentado en algún momento y ha pedido cartas. Lleva calzones y guantes de boxeo. Dice llamarse Muhamad Dalí y afirma ser capaz de noquear a Foreman en menos de diez asaltos mientras pinta la "última cena"...

Despertó en un hospital varios días después, solo y arruinado.

¡Vaya fiesta!

Tagkiller

Ver: Miedo y Asco en Las Vegas (1998 Terry Gilliam)
, Airbag (1996 Juanma Bajo Ulloa) Jo, que noche (1985 Martin Scorsese),

Escuchar: Cualquier cosa delirante que les inspire