martes, 25 de octubre de 2011

Karma I

Aquel era un pueblo pequeño, todos se conocían. De alguna manera, lejana quizá, todos eran familia. Y ya se sabe como son los pueblos…

El pequeño de los Ll#%@&;s ceceaba. Desde muy niño. Prácticamente desde que empezó a hablar. No era muy evidente porque el chaval era tímido. Pero ceceaba. Y en el colegio… bueno, ya se sabe como son los pueblos ¿no?

En aquel pueblo, pequeño como ya he dicho, la escuela era adecuada a sus necesidades. Apenas había dos “clases”, en la primera se juntaban los más pequeños y en la segunda los mayores, algunos rozando incluso la adolescencia.

Desde el principio el pequeño de los Ll#%@&;s lo pasó mal. Pero cuando los grupitos y pandillas quedaron definitivamente configurados comenzó su infierno.
Es difícil para un adulto “normal” poder entender, llegar a comprender, el acoso infantil. Para un niño la escuela existe como una extensión de su casa. Es su “otro” mundo, llegando a ser tan importante, o con el tiempo más aún, que su propio hogar.

En ese contexto, la persecución escolar se torna terrible.
Y terrible fue la infancia del chaval.

Las horas de recreo las pasó, durante un tiempo, escondido de la “marabunta”, pero a medida que pasaron los años desarrolló toda una serie de técnicas para esquivar las agresiones.
Se convirtió, de esta manera, en un experto en intuirlas. Un herbívoro herido en la sabana aprendiendo a comer el bocadillo apresuradamente y sin dejar de observar con miedo su alrededor.

Los odió, durante años.
Antes de tener las herramientas necesarias para poder ignorarlos.

Y después, cuando la persecución hacía imposible la huida.

Aprendió a odiarlos con cada centímetro de su ser, con cada pelo de su cuerpo, con cada una de sus neuronas.
Aprendió a recrearse en ese sentimiento, a saborear la bilis de la impotencia, a disfrutar con la rabia y la injusticia.

Aprendió a distinguirlos.

En una manada no hay nada homogéneo y ésta no era una excepción.
Había un líder, una fiel camarilla junto a él y después muchos adeptos.

Aprendió a distinguirlos, si, y aprendió también a esperar una u otra reacción o insulto a según qué cosas hiciera.

Uno debería saber que tener un “defecto” físico en la escuela lo convierte en objeto de chanzas y burlas crueles. Todos sabemos cómo son los niños ¿no? Y más en un pueblo pequeño...
Sin embargo hubo alguien que se distinguió. F$#&;%, el hijo del boticario, tenía una mente ágil. Y una lengua aún más ágil si cabe. Fue el autor del apodo con el que lo machacaban. Y también fue el más insistente (y cruel) con él.

En los colegios siempre hay alguien que recibe las burlas de (casi) todos. Pero la situación con el pequeño de los Ll#%@&;s se llevaba la palma.
Era otra época, la gente no estaba tan sensibilizada con el acoso escolar como hoy día.
Ana Rosa no utilizaba su púlpito televisivo para iniciar campañas mediáticas contra la “lacra semanal”.

Nadie había usado aún una palabra de origen inglés para calificarla.

Pero era una situación evidente, se daba en prácticamente todo el país y aquel pequeño colegio no era una excepción.

Y así, esquivando agresiones e ignorando insultos, fue su infancia.

“Afortunadamente” él no servía para estudiar y así se lo dijo a sus padres en cuanto pudo. Quería huir de cualquier cosa que le recordara a un centro de estudios y eso hizo su padre.
Al terminar la Egb se lo llevó para que le ayudara en las tareas del campo.
La fauna escolar se dividió, como era usual en aquella época, algunos estudiaron Fp y otros Bup.

La banda de acosadores se disgregó y, salvo algún contacto ocasional por el pueblo o en las fiestas patronales, la pesadilla fue quedando en el recuerdo.
Un recuerdo amargo e imborrable.

Uno de esos recuerdos que los estudiosos de la mente humana suele llamar “trauma”.

Aquellos chavales crecieron. El pequeño de los Ll#%@&;s vivió una vida aparentemente plácida, nunca se relacionó mucho. El ceceo y la timidez acabaron por convencerle de que iba a engrosar las listas de “solteros en el entorno rural”.
Sin embargo, al hijo del boticario la vida le sonreía. Terminó la enseñanza media, se matriculó en la Facultad de Farmacia, y, sin descuidar los estudios, como su padre le había aconsejado, también tuvo tiempo de salir, conocer chicas, divertirse...

Así, en una fiesta universitaria fue como conoció a A~€#%&s, y, podría decirse que lo suyo fue “amor a primera vista”.

Dos años después, con los estudios terminados y el porvenir asegurado, se casaban. En el pueblo. Y durante unos días no se habló de otra cosa.

La felicidad sonreía a  F$#&;%, tenía una esposa guapa que lo quería, un buen trabajo (heredado de su padre) y unas perspectivas felices de futuro.

Poco después su mujer se quedó embarazada.

Una niña preciosa, “...aunque era de esperar, el padre con tan buena planta y ella, forastera, pero bien guapa...”  fue uno de los comentarios más oídos...

La felicidad llegó con pañales y biberones y juguetes y ropa rosa de bebé. Y el joven matrimonio se volcó con su hija.

Así fue pasando el tiempo.

Ella volvió a su puesto de trabajo en un Laboratorio, él continuó ayudando en el negocio familiar.



Una tarde, al volver a casa encontró a su mujer con la niña. En un primer momento le pareció que jugaban y se dispuso a unirse a la “felicidad familiar” pero algo le hizo detenerse en seco y observar a su esposa a cierta distancia.
Una y otra vez la veía llevarse el índice al labio y hacer un gesto extraño con la cabeza. Tardó menos de un segundo en darse cuenta que parecía pedirle silencio.

“...Pero... la niña todavía no habla, debe estar a punto, pero aún es pronto...” –pensó mientras observaba la escena indeciso.
Acercó la cabeza tratando de oír pero solo alcanzó a escuchar a su mujer...

“Ca – Sa”
Y un segundo después una voz infantil y titubeante...

“Ca – Za”





Tagkiller


Leer: (Aún no habéis leído "El perque de tot plegat"??? No sé a qué esperais...)


jueves, 6 de octubre de 2011

Manipulación

La Prensa es Libre, no hay manipulación

Y el que lo diga está contra la libertad de expresión.

Comunicado emitido por Jueces para la Democracia

http://www.juecesdemocracia.es/txtComunicados/2011/05octubre2011.htm

Como ya dijimos en otra ocasión, la violencia de género es un tema complejo que requiere de una atención constante y de la solidaridad permanente de todos los organismos oficiales y sociales para acabar con un tipo de violencia intolerable que sufren miles de mujeres en nuestra sociedad. Los esfuerzos desde todos los estamentos para luchar contra este fenómeno son cada vez mayores, y deben seguir aumentando con todas las medidas que nos permitan dar a las víctimas la protección y el apoyo que precisan en el camino hacia su libertad. Sin embargo, la utilización de la cuestión como arma propagandística sólo sirve para simplificar el problema y desenfocar los esfuerzos que debemos realizar conjuntamente.

El Consejo Consultivo de Jueces Europeos ha señalado que el desarrollo de los sistemas democráticos exige que los ciudadanos reciban una información adecuada sobre la organización de los poderes públicos, sobre las condiciones de elaboración y aplicación del derecho y sobre el funcionamiento de las instituciones judiciales. En este ámbito, los medios de comunicación desempeñan un papel esencial, poniendo de manifiesto las disfunciones y contribuyendo de manera constructiva a la mejora de la práctica de los tribunales y calidad de los servicios. Ahora bien, en ocasiones, la búsqueda del sensacionalismo y la competencia comercial, cuando no la defensa de intereses ajenos a la recta formación de la opinión pública, provocan el riesgo de abusos y errores.

El tratamiento mediático de la sentencia dictada por la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Murcia, de la que ha sido ponente Juan del Olmo en un asunto relacionado con la violencia de género constituye un nuevo ejemplo de manipulación informativa.

Desde la entrada en vigor de la Ley de Violencia de Género ha sido una constante la coexistencia de dos líneas jurisprudenciales interpretativas. La primera, de corte literal, que entiende que para que exista un delito de violencia de género basta con que, en el marco de una relación sentimental, el varón golpee o amenace a la mujer. La segunda, de orientación finalista, que sostiene que, además, es preciso que se acredite en el caso concreto que la conducta presente rasgos distintivos de discriminación por razón de sexo, que evidencien la existencia de una situación de dominación del hombre sobre la mujer. Ambas opciones interpretativas son jurídicamente admisibles, y muchos juzgados y tribunales aplican una u otra. En el caso enjuiciado, la Audiencia Provincial optó por la segunda de las interpretaciones, por lo que consideró que, como la prueba no había acreditado la existencia de una situación asimétrica o de dominación, los hechos no constituían un delito de amenazas y sí una falta de amenazas. Incidentalmente, argumentó que la utilización por parte del varón de la palabra “zorra”, en el caso concreto, no constituía indicio suficiente para afirmar la presencia de ese contexto abusivo.

Sin embargo, los medios han elevado a la categoría de noticia algo que la sentencia no dice: “llamar zorra a una esposa no es un insulto, según el Juez del Olmo”. Por otra parte, se esconde el dato de que, finalmente, se acaba condenando al acusado. La discusión no versa sobre la justificación de la conducta, lo que en ningún caso hace el Juez, sino sobre la aplicación de un artículo u otro del Código Penal. Resulta llamativo, por otra parte, que haya adquirido el rango de noticiable en el mes de octubre una sentencia dictada a mediados de junio. Igualmente, que se destaque que se trata de una interpretación personal del ponente, ocultando que constituye una interpretación compartida por muchos tribunales, lo que genera la sospecha de que se pretende orquestar una campaña de desprestigio contra el Juez del Olmo por actuaciones jurisdiccionales que nada tienen que ver con este asunto.

Más preocupante resulta que una institución que debiera tener entre sus prioridades la de informar adecuadamente a la opinión pública acerca del papel de la justicia, realizando una labor divulgativa especialmente en casos que se convierten en mediáticos, se haya alineado acríticamente con quienes han cuestionado con dureza al Juez, soslayando clamorosamente su relevante función. Nuevamente, el Consejo General del Poder Judicial ha perdido una magnífica ocasión para afirmar su función institucional.

El Secretariado

Madrid a 5 de octubre de 2011

Jueces para la Democracia
jpd@juecesdemocracia.es
http://www.juecesdemocracia.es

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(Busquen el curriculum de este juez a ver si encuentran algo que les haga, como mínimo, sonreír... XD) Tagkiller

Escuchar: Premsa Lliure (Brams 1999), I wanna be your Dog (Sonic Youth 1983), Me Gusta ser una Zorra (Las Vulpes 1982).



lunes, 3 de octubre de 2011

Tierra Viento Fuego

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Tierra



Raices y ramas. Insectos, gusanos, lombrices. 

El peso en el pecho y la boca llena.

Las narices obturadas y las piernas inmovilizadas.

Manos y brazos atrapados. Oscuridad y silencio.




Viento


Dudó durante un segundo pero después se arrojó al vacío.

17 Pisos.

No son tantos. 

El viento le golpeaba el rostro y le faltaba el aire.

Impacto.




Fuego


Contempló una vez más su imagen en la hoguera.
 
El fuego al contrario del agua no devuelve reflejo alguno, sin embargo el podía verse allí mismo.

Aquella figura desgarbada con la botella de plástico con algo de gasolina era él.

Por un momento le costó reconocerse pero sin duda era él.

Vio su ropa sucia, vio su incipiente barba, vio sus ojos encendidos.

Se pasó la mano por la frente. Un gesto inconsciente. Quemaba.

Retrocedió un par de pasos y observó con detenimiento su “obra”. La casa ardía por los cuatro costados. 
El sufrimiento que le había traído pareció desvanecerse entre llamaradas y humo. El fruto de sus desvelos. 
Símbolo de su fracaso. De sus pérdidas.

La redención hipotecaria en su estación de servicio más cercana.

Se arrojó a la pira.

Fundido a negro.