domingo, 30 de mayo de 2010

Media hora en seis segundos.


Treinta minutos son 1800 minutos. Son 108000 segundos. Cuando uno se enfrenta al negro agujero del cañon de una 9mm apenas pasan unos instantes, unas pocas decimas antes de que el fogonazo incinere tu rostro. "Micras" de tiempo que se escapan y, quizá por eso, transcurren en mórbida lentitud.
En tan solo unos segundos hay quien dice que ves tu vida. Yo no he tenido tanta suerte. En ese período sólo he podido atisbar un trecho. Recuerdo el apartamento de la "crew", en pleno barrio (banlieue lo llaman los pijos del estado), recuerdo a Shafiq, tirado en el sofá, liando un porro de maria, la mirada vidriosa alternando entre el televisor (un Lcd de 42", casi más grande que el salón) y sus manos. Recuerdo a Vincent, jugando compulsivamente al "San Andreas", recuerdo el pequeño montículo de "fariña" sobre el cristal de la mesita. Recuerdo a Khaled (valiente imbécil) haciendo el gil con mi katana, haciendo "sombra", como él mismo suele decir.

Durante ese breve lapso de tiempo uno aprecia los detalles más nimios con una facilidad pasmosa. Los tatuajes de Usman tienen ahora, al recordarlo, signos que no había visto antes, los tribales cobran vida, puedo ver hasta el último punto de su gorro de lana. El cocodrilo de su chaqueta parece girarse y decirme: "deslízate". Las "serpentinas de merca" pintadas sobre el cristal son ahora más largas y cada cristal parece refulgir con la luz de los halógenos.

Detalles que nunca han tenido la menor importancia parecen ahora vitales.
Recuerdo con claridad meridiana las últimas llamadas de teléfono que he recibido. La de mi colega Noureddine diciéndome que no va a poder llegar a tiempo; ha pinchado, está tirado en la calle Zola, cerca del río, en Bezons y va a cambiar la rueda ahora, "bien, tio, nos vemos luego, no te apures, guardamos tu parte...". También recuerdo la llamada de mi novia, Fatima, mimosa, como siempre, diciéndome que no tarde, que me espera, en la cama, despierta... "acuestate y duerme, cariño, ya te despierto yo cuando llegue...". La de K2 que, como siempre, me dice que no va a poder pagarme ahora, "...la semana que viene, tio, la semana que viene...", "...bien K2, pero no me jodas, pagame de una vez o te parto las putas piernas..."

Es sorprendente como la mente humana es capaz de recordar cosas que no importan una mierda y como otras, mucho más serias, parecen esquivas y volátiles. Debía haber recordado, por ejemplo, que la semana pasada Noureddine tampoco apareció por "La Boca" hasta pasada la medianoche. Debía haber recordado la huidiza mirada que nos echó Said el día del entierro de su padre. Debía haber recordado que Ali, el hermano pequeño de Ahmed, había jurado vengarse de nosotros; jodido mocoso ¡maldito sea y tres veces maldito sea también el perro de su hermano! ojalá ardan juntos en el infierno.

Debería haber visto la jugada....


Recuerdo perfectamente la llamada de aquel número oculto. También recuerdo el timbre de la puerta sonando y a mi mismo gritando desde el Wc a mis perros "...abrid la puerta hijoputas, que estoy meando. Será Nourredine..."


Los pasos de Usman hacia la puerta, ruido de pestillos y llaves. Luego el silencio. Un silencio solamente roto por las voces de pandilleros afroamericanos en la Play Station. Un silencio que te grita que algo no va bien.


Das dos pasos, buscas tu arma y, de repente, un cañón apuntando a tu pupila en el pasillo y la media hora más fútil de tu vida circulando una y otra vez por tu mente a cámara lenta. Detalles triviales que al ser ahora los últimos se vuelven de mayúscula importancia.


Apenas un segundo para pensar en lo importante; tu madre, tu viejo padre muerto y sus palabras, sus recuerdos de su Biskra natal, allá en Argelia; tu hermana pequeña, tu hermano encarcelado; tu familia, tu novia, tu barrio...

Y tres segundos más en los que uno se pregunta sinceramente por qué se recuerdan gilipolleces en una situación así y por qué los recuerdos capitales se evitan...


En cinco segundos caben 108000.

En el sexto un fogonazo, dolor y negrura.

Treinta minutos son sólo 1800 minutos, sólo 108000 segundos...



Tagkiller (repitan conmigo: vamos a morir cientos de veces...! XD)
http://tagkiller.livejournal.com


Ver: La Haine (Mathieu Kassovitz 1995), EL Club de la Lucha (David Fincher 1999), La Última Noche (Spike Lee 2002), Banlieue 13 (Pierre Morel 2004)


Oír: Dealer Pour Survivre - Expression Direkt, Comme Dance Un Film - MC Solaar, Le Bien, Le Mal - Jazzmatazz w Mc Solaar, Sube en mi nave espacial - 7 Notas 7 Colores