viernes, 2 de julio de 2010

"Traffickin' Africa"



La primera norma si traficas con armas es "que no te disparen con tu mercancía".

La segunda es "asegurate de que te pagan".

Hay quinientos millones de armas en el mundo, una para cada doce personas, y puedo decir con orgullo que he intentado por todos los medios armar a las once restantes. Ignorando a veces la segunda de las normas.

La leyenda urbana dice que Africa está superpoblada, he estado allí en muchas ocasiones, la he recorrido desde El Cairo a Ciudad del Cabo y desde Lagos hasta Mogadiscio y puedo aseguraros que esa afirmación es falsa.


Eso y que los mapas están muy mal hechos.


Otra leyenda urbana dice que nosotros, los traficantes de hierro, estamos al servicio de las élites para controlar la población allí.

También puedo deciros sin temor a equivocarme que es falso, de eso ya se encarga el Sida y el hambre.

Para empezar el término élites es incorrecto. Hay una serie de conglomerados comerciales que en la mayoría de ocasiones compiten entre si por los recursos existentes. Alguna vez cooperan, pero suele ser infrecuente y sólo cuando hay algo realmente peligroso (o beneficioso) para la consecución de sus intereses.

Por lo demás, Africa no les interesa salvo por sus recursos. Y el "recurso humano" es uno de ellos.


Los efectos que tiene toda la bazofia irreal que les vendemos a través de esos bosques de antenas parabólicas que pueblan los techos de sus infraviviendas es devastador. El deseo de alcanzar ese mundo irreal e hipertecnificado donde poder dar un futuro a los hijos les lleva a cruzar el continente en penosos viajes para alcanzar el sueño europeo.


Sueño que suele tornarse en "pesadilla mediterránea".


Que se jodan. No me preocupan.

Mi papel en esto es suministrar las "herramientas adecuadas" a los "encargados del negocio".


Africa es un enorme coto privado al servicio de esas corporaciones y soy yo el que arma a sus "perros" burlando todo tipo de embargos, acuerdos comerciales y medidas de presión.


No es fácil, pero tampoco imposible. Después de todo la idea es que en el próximo conflicto dejen los machetes a un lado y se maten como señores, como ciudadanos del primer mundo, con todos los honores...


Eso y los recursos, como ya he dicho, causa y a la vez solución de todos (o casi todos) los problemas de este mundo.

No es casual que donde hay más en juego se sucedan las guerras, como en Nigeria.


O Tanzania.


Durante años estuve envíando armas a Tanzania, trayendo mis aviones vacíos a la vuelta hasta que un día vi una de esas gigantescas percas que han arrasado el lago Victoria y decidí aprovecharlas.


Al poco tiempo un belga había montado una factoría para procesarlas allí mismo así que en lugar de transportar armas y volver con pescado empezamos a llevar armas y traernos filetes procesados de perca que triplicaban su valor.


Aquel fue un negocio redondo.


¿Qué me importa a mi lo que hagan con mi mercancía? Las armas son sólo herramientas
, son utensilios, útiles, cualquier cosa puede ser un arma. ¿Prohibimos también el comercio de armas blancas?

Cualquier cosa puede ser utilizada como arma, las armas no matan, matan quienes las empuñan.

Algunos dirán que mi argumentación no es más que palabrería con la que intento acallar mi conciencia.

Siento desilusionaros,
no tengo conciencia.

Mi vida es el negocio y en mi negocio no me gana nadie. Soy el mejor.

Mi negocio es la muerte.



Tagkiller (me voy de vacas, buenas noches y buena muerte XD)



Ver: El Señor de la Guerra (Andrew Niccol 2005), La Pesadilla de Darwin (Hubert Sauper 2004), Surplus (Erik Gandini 2003)

Escuchar: For What It's Worth - Buffalo Springfield 1967

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