domingo, 6 de noviembre de 2011

Amo I

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Unos acordes de guitarra acompañan la voz de Yosi, el cantante de Los Suaves mientras él abre los ojos
de golpe... 


Nena, te voy a dejar 
aunque me muera de pena. 

Se había obligado a si mismo a oír aquella canción cada mañana, le ayudaba a recordar cuanto había perdido, y a su vez todo cuanto había ganado. 

Nena, te voy a dejar 
aunque la sangre se pare en mis venas. 

Se incorporó tratando de no pensar en nada, hizo unos ejercicios de respiración y un leve calentamiento y comenzó su sesión diaria de gimnasia "matutina"... 

Antes, cuando todo iba bien dormía mucho más, sabía que ella guardaba el fuerte, sabía que ella lo despertaría con seguridad. Ahora ya no estaba y recordaba a diario las palabras de Yosi. 

Te voy a dejar 
y cumpliré mi condena... 

Todo lo que él era ahora, lo era gracias a ella, todo lo que sentía y pensaba, todo lo que había aprendido los últimos años, todo. 

Ella. 

...donde no pueda soñar, 
dentro de mi oscura cárcel de arena. 

Encendió el teléfono móvil mientras calentaba el café del día anterior y empezó el festival de tonos; mensajes de texto, de voz, llamadas perdidas... 

Nada que le devolviera una ilusión irrecuperable. 

Y en el fondo del arcón 
junto a mi suerte negra 
¿Sabes qué voy a guardar? 
Con tus recuerdos, mi pena

Consultó la agenda y comenzó a devolver las llamadas. Una nueva "clienta", una cita que debía aplazarse, un par de consultas sobre horarios y precio por sesión y un intento de regateo que cortó de raiz con un tajante "disculpa, pero creo que no hablamos el mismo idioma" antes de colgar... 

Nena, te voy a dejar. 

Se duchó, se vistió y salió de casa poco antes de las 7 pm. Tomó un taxi, dejó el negro maletín de cuero en el asiento contiguo e indicó al conductor una dirección. 

Mientras la música suena 
no dejes de pensar 
que a tu lado se queda mi estrella. 

Se detuvieron junto a un hotel. Pagó y entró en la recepción. 

Te voy a dejar. 
Me marcharé de esta tierra. 

Saludó con una tenue sonrisa a la recepcionista, joven, guapa y de aspecto inocente. ¿Una reserva a nombre de Laura O%&#o? -preguntó. 

Así en paz quedarás 
dentro de tu triste jaula de seda

Si, por supuesto ¿me permite su Dni y una tarjeta de crédito? 

Firmó, pagó la habitación por adelantado y dejó una propina en forma de billete, era la mejor forma de que le recordaran en todos los hoteles en los que solía "trabajar". 

Entró al ascensor, pulsó la séptima planta y entró en la habitación. 

Dejó el maletín en la cama, lo abrió, desplegó todo su instrumental en ella y, después de revisar que todo estaba correcto, envió un sms con el texto: Hotel E$%&#@, hab 720. 

Unos minutos después llegaba la respuesta: "ok" 

Y ya ves que la razón 
de acabar de esta manera, 
es: "Sólo te puedo dejar 
el día en que yo me muera". 





Tagkiller





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